Mención
Autores: Arq. Martin Marcenaro y Arq. José Marcenaro (CAPBA IX). Equipo: Ing. Felipe Otárola y Tomás Otárola (asesores estructurales); Arq. Adrián Pozzobon (asesor en instalaciones sanitarias); Ing. Martín Ponsá (asesor en instalación eléctrica) y Arq. Daniel López Hidalgo (empresa constructora). Fotografía: Cortesía de los autores, Obra Linda
Ficha
Ubicación: Mar del Plata, General Pueyrredón, Provincia de Buenos Aires. Superficie del lote: 502,65 m2. Superficie cubierta: 2996,24 m2. Superficie semicubierta: 119,85 m2. Fecha de finalización: 2019.
Memoria
Este edificio, está emplazado sobre una esquina en el corazón de Playa Grande, a metros del mar. El terreno es el producto de la unificación de dos lotes, que conformaron una parcela cuadrada de 22.52 metros por lado. Como otras veces que nos tocó trabajar en emplazamientos costeros, tuvimos que fundar sobre una auténtica cantera de piedra Mar del Plata. En este contexto las primeras preguntas a responder fueron: ¿Cómo se relacionará el proyecto con esta condición particular del sitio? ¿Cómo apoyar nuestro edificio en la cantera? Decidimos dejar la condición natural a la vista, y que el edificio se exprese como un gran volumen de piedra artificial (hormigón armado) posado sobre los distintos estratos de piedra natural. Esta idea original, se hace visible mediante la incorporación de un patio inglés perimetral, por donde pasa la rampa vehicular de acceso a cocheras. Un puente es la única conexión entre el volumen edilicio y la cantera, generando el acceso peatonal al edificio desde la vereda y reforzando la expresión de ambos elementos, manto pétreo y volumen edilicio. La volumetría se hace compleja, contextualizándose, siendo respetuosa del entorno inmediato. Por la calle Peña, bajando hacia el mar, nos encontramos con un edificio antiguo de 5 plantas superiores. Respondimos a este dato con un muro cortina que copia textualmente su altura, pero con el agregado de balcones salientes, para dotar al proyecto de un lenguaje doméstico, que no se lograría con un simple plano espejado. De allí hacia arriba, el edificio se retranquea marcando el dato preexistente, y se recorta tanto en corte como en planta por una abstracción reglamentaria que se debe respetar en estas localizaciones costeras. Nos referimos a la inclinación de los rayos del sol, del día 21 de julio a las 15.00 horas, que determinan la geometría de su remate. Aunque su forma parta en teoría de esta abstracción, esta condicionante termina generando un volumen total que se muestra respetuoso con su entorno, que tiende a desaparecer del paisaje costero y mediante sus chanfles superiores refuerzan su condición de piedra artificial. En términos funcionales, valiéndonos de los desniveles naturales y la condición esquinera del lote, desdoblamos los accesos. El acceso peatonal al hall, en el punto más alto del terreno sobre la calle Aristóbulo del Valle, y el acceso vehicular sobre un nivel más bajo y cercano al mar sobre la transversal calle Peña. Una rampa que corre por el patio ingles conecta los dos niveles de cocheras requeridos, haciendo más espectacular la desnudez del manto rocoso. El núcleo de circulaciones verticales se posiciona estratégicamente para servir a la variación de plantas requeridas. La paleta comercial terminó abarcando desde unidades del tipo mono ambientes, a dúplex con techos en pendientes, pasando por grandes pisos de más de 200 metros cuadrados de superficie. Diferentes terrazas de uso propio de las unidades resuelven los sucesivos retranqueos del volumen. Apoyados en una estructura portante de losas macizas, sin vigas internas y un minucioso diseño de las instalaciones, logramos una flexibilidad tal que hace que no haya dos plantas repetidas en todo el desarrollo. Se gestionaron servidumbres de vistas con el edifico lindero, lo que permitió la apertura de ventanas sobre la medianera de los pisos 6 y 7, reemplazando lo que hubiese sido un muro ciego por un plano con vida e iluminación nocturna. A cambio de las vistas obtenidas, se realizaron reparaciones y mejoras en el antiguo edificio vecino, en una negociación donde todas las partes salieron beneficiadas: propietarios de nuestro proyecto, consorcio lindero y la imagen urbana a través de la eliminación de medianeras. La materialidad, se resolvió mediante una síntesis de hormigón visto con buenos recubrimientos y planos vidriados. Este mix resuelve el 90% de la envolvente, dejando solo algunos detalles en mampostería. Una solución que venimos probando y que tiene un buen envejecimiento en condiciones climáticas que son extremas para las construcciones, como es el desafío de proyectar a metros del Océano Atlántico en estas latitudes. Gran parte de la estructura portante consta en su perímetro de tabiques y vigas invertidas, lo que hizo que la obra fuera segura naturalmente. Una vez concluida la etapa de hormigón armado, ésta ya suponía gran parte del sistema de protecciones. Las veredas son de lajas de piedra Mar del Plata, la misma que se encuentra tanto en el terreno como en varios edificios históricos del barrio. El muro que rodea el patio inglés, protegiendo a los peatones del vacío, está rodeado de vegetación, interrumpida solo en ciertos tramos donde el peatón puede apreciar el perfil rocoso horadado, en toda su magnitud. La condición casi monolítica de su volumen y materialidad, hace la obra se exprese como una gran piedra artificial posada sobre un manto pétreo natural.
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