Galaronado PE 2024/25
Ficha
Autores Arqs. Maite Niborski | MP: 29473 Ricardo De Francesco | MP: 29327 María Gabriela Torrents | MP: 29325 María Cecilia Maggi Ezequiel Biagioni Distrito 2 Inscripción Nº 0052
Memoria
Desde la década de 1990, nuevos paradigmas urbanos han condicionado la forma en que se reproducen nuestras ciudades, favoreciendo modelos de desarrollo que profundizan la desigualdad territorial. Las áreas ribereñas del Área Metropolitana de Buenos Aires han sido especialmente impactadas, vistas como zonas de oportunidad por sus cualidades ambientales, físicas y paisajísticas, lo que ha atraído emprendimientos inmobiliarios de alta renta¹. Sin embargo, estos territorios no son un «papel en blanco», sino todo lo contrario: son áreas en las que habitan comunidades que han autoproducido sus barrios con modos de vida vinculados al entorno natural ribereño. En este contexto, el caso del barrio Ribera de Bernal representa un ejemplo de disputa territorial, donde sus pobladores defienden su derecho a permanecer y consolidar un modelo de urbanización sostenible. El barrio, de 22,75 ha, se ubica en la ribera de Quilmes, sobre humedales naturales que protegen a la ciudad de inundaciones. Según RENABAP², allí viven 132 familias, aunque la población se ha duplicado en los últimos años. Sobre ese mismo suelo, se proyecta el emprendimiento Nueva Costa del Plata³, similar a Puerto Madero, impulsado por Techint en tierras obtenidas durante la última dictadura cívico-militar. Esto profundiza el conflicto urbano y social, al enfrentar intereses contrapuestos. Frente a esta realidad, los habitantes promueven un modelo de urbanización respetuoso del medioambiente, articulado con sus prácticas productivas (relacionadas al río) y reproductivas. 2- HABITAR UN BARRIO RIBEREÑO Habitar la ribera del Río de la Plata supone enfrentar condiciones ambientales y sociales muy particulares, alejadas del imaginario urbano tradicional. Los humedales y las inundaciones periódicas, combinados con la falta de servicios esenciales y la precariedad habitacional, configuran un escenario de vulnerabilidad estructural. Este proyecto propone reconocer y potenciar las condiciones del territorio, promoviendo una urbanización ambientalmente sostenible, con enfoque interseccional e identitario. Algunas de las principales implicancias son: Condiciones ambientales Anegamiento El barrio se encuentra en una zona ribereña conformada por humedales que absorben las crecidas del río y actúan como defensa natural contra las inundaciones en la ciudad de Quilmes. Sin embargo, cuando el río supera la cota de +2,90 m, más de la mitad del barrio queda por debajo del nivel de inundación. Esto afecta directamente la vida cotidiana, especialmente en la movilidad y accesibilidad, ya que se generan grandes superficies de barro difíciles de transitar durante varios días. Sudestada Los vientos del sudeste impactan fuertemente en la ribera. En diciembre de 2023, un tornado afectó principalmente a las viviendas más cercanas al río —edificaciones precarias construidas en los últimos cuatro años—, provocando la voladura de chapas, daños estructurales y la evacuación de varias familias. Bajas temperaturas Durante el invierno, la humedad propia de la proximidad al río genera temperaturas hasta tres grados más bajas que en el centro de Quilmes, lo que incrementa el nivel de exposición y vulnerabilidad. Condiciones de infraestructura barrial Movilidad La única línea de colectivo que circula por la calle Espora tiene una frecuencia de una hora y funciona únicamente durante el ciclo lectivo. Cuando el servicio disminuye o se suspende, las y los vecinos deben caminar aproximadamente 2 km hasta la Autopista La Plata por una vía sin veredas, transitando directamente por la calzada. Accesibilidad Espora es la única calle asfaltada; las demás son de tierra o mejorado. En época de crecidas, las familias que habitan cerca del río quedan aisladas. La ausencia de veredas, el barro y los desniveles dificultan aún más el tránsito peatonal. Gestión de residuos El barrio no cuenta con servicio de recolección de residuos. Como resultado, se generan microbasurales a cielo abierto, especialmente sobre la calle Espora. Vecinos del barrio y zonas aledañas queman o arrojan basura en estos puntos, lo cual se agrava durante las crecidas, que dispersan los residuos por todo el sector. Desagües No existe red cloacal y las napas se encuentran a escasa profundidad (alrededor de un metro), lo que impide la instalación de pozos ciegos convencionales. En tiempos de crecida, los pozos rebalsan, generando riesgos sanitarios adicionales. Alta tensión Una línea de alta tensión atraviesa el barrio. Debido a la falta de acceso a suelo urbano, muchas familias han construido sus viviendas debajo de esta traza, a pesar de los riesgos para la salud que ello implica. Condiciones habitacionales Precariedad estructural Las viviendas más nuevas, ubicadas en las zonas más cercanas al río, presentan estructuras y cerramientos precarios. Esta área es la más afectada por las crecidas y requiere intervenciones urgentes que mejoren su resistencia y condiciones de habitabilidad. Instalación eléctrica insegura La red eléctrica formal solo alcanza los primeros 200 metros desde la calle Espora. El resto fue instalado de manera autogestiva por los propios pobladores, sin normas de seguridad ni protecciones adecuadas. Esto ha provocado incendios, pérdidas materiales y, en algunos casos, víctimas fatales. Acceso al agua Aproximadamente el 50 % de la población está conectada a la red de agua. Sin embargo, debido al crecimiento del barrio, se han extendido conexiones informales mediante mangueras de riego. En muchas viviendas solo hay una canilla de servicio en el exterior, lo que resulta insuficiente para garantizar condiciones adecuadas de aseo y consumo. 3- CONSTRUYENDO UN BARRIO SOSTENIBLE EN LA RIBERA DE BERNAL El proyecto plantea una transformación progresiva que permita mejorar el acceso a servicios esenciales y la calidad de vida de los habitantes. Se parte de la experiencia de la ONG Proyecto Habitar, que desde hace más de 15 años acompaña procesos participativos de mejora habitacional en barrios populares. En esta primera etapa, se intervendrán 50 viviendas, priorizando tres situaciones comunes a muchas familias: núcleos sanitarios precarios, hacinamiento y riesgos por instalaciones eléctricas o de agua. La mejora contempla tanto la calidad del hábitat como la reducción de vulnerabilidades asociadas a las crecidas. Las acciones se llevarán adelante con un enfoque sostenible: se emplearán materiales reciclados, se promoverá la economía circular y se trabajará con actores sociales locales. La cooperativa Fábrica de Hábitat aportará experiencia en diseño y producción de elementos habitacionales, mientras que Sina Sina —cooperativa del barrio dedicada al reciclaje— aportará conocimientos sobre gestión ambiental. La articulación con actores comunitarios —como la capilla Virgen de Luján, la asociación civil barrial y la Cruz Roja— facilitará el relevamiento, la implementación del proyecto y la educación para la salud. Además, se buscará que el Consejo Local de Hábitat visibilice la iniciativa y colabore en la articulación con el gobierno local para generar una mesa de gestión. En síntesis, el objetivo es construir un barrio sostenible en un contexto ribereño, reconociendo los derechos urbanos y habitacionales de la población y las prácticas sociales preexistentes, fortaleciendo el derecho al hábitat y generando condiciones dignas, resilientes y sostenibles para todos los habitantes.
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